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Mostrando entradas de julio, 2013

(Sin revisión)

Los vampiros existen, lo sé.  Los he visto, andan en las calles de la que ya pasó los 400.  Ellos se burlan, le absorben la vida.  Esa joven madre ya pasó los 400 alimentando a héroes, héroes de verdad. Ella ahora está enferma, los vampiros la absorben.  Y aún es hermosa, yo podría jurarlo.

Alice in red, cuento sin revisión

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Se enlodan mis zapatos nuevos, mi cabello se enreda entre las ramas y mi vestido destrozado me recuerda que alguna vez lo odié, o lo odio aún.  Doy un paso, otro paso. Ya me aburre seguir a ese conejo, siempre presuroso. Creo que es hora de volver a casa y usar el carmín en los labios, la vieja chaqueta roja y salir a cazar lobos.

Up!

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Sentada en este escritorio, con la mirada fija sobre la pantalla del computador y mis dedos moviéndose al ritmo de las palabras me pregunto: ¿estamos viviendo ya en la matrix? Morfeo, por favor, dame la pastillita.

Invierno

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Frío ya déjame, estás hasta en mis uñas roes mi psique. Me habitas desde dentro. Soledad ya era mi compañía antes que tú. Comentario: Saludos!  Este comentario viene porque quería decir a quienes leen este blog que no soy de escribir poesía, ya me he llevado unos cascasos por intentarlo, sin embargo, qué más da, hay que intentarlo, no? No maten a nadie por lo que acaban de leer, son desvaríos mentales que le vienen a una de madrugada pero esta vez me dio por compartirlo. Se vale comentar al menos pá quejarse y decirme “No Yen, la poesía no es lo tuyo!” jaja… un abrazo.

Primera cita (sin revisión)

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Inicialmente sólo tenía que mirarlo, tomar una foto y ya está. Confiaba en los 5 años de otro rostro, de otra rutina, de otras caricias… siempre lo mismo. Cinco segundos, quizás menos… Una foto y ya. Sin embargo… algo en esa nueva sonrisa, nueva mirada y aquel roce involuntario, encendió una llama. -Por nada -dijo ella respondiendo el agradecimiento por el favor y él no pudo evitar la tentación de invitarle un café. Ella era turista como él; turista de la vida -y del país, claro- La invitación surgió de un olvido. Ninguno logró recordar una cita planeada con meses de antelación. Ella se dirigió entre risas acompañada por aquellos nuevos labios hasta el café más cercano. Parecían amigos íntimos, se conocían de toda la vida. Él compró una rosa, había olvidado aquella costumbre. Durante el resto del día no habrían de recordar nada más, hablar… hablar, era lo único que podían. Hablar del clima, de religión, de política, del café, de la plaza, de la foto, del país, de amigo

Leo Black

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Había luchado y muerto en vano. Pensaba una y otra vez en lo ocurrido. Él había ido a morir, quería morir y lo consiguió momentáneamente. De no ser por aquel viejucho seguiría así. Ahora, hasta la herida en su abdomen se había curado sin dejar al menos una cicatriz y le llegaban recuerdos, incluso más recuerdos de los que creía tener. Aún estaba tirado en ese campo de batalla, rodeado de muertos, de cuerpos de amigos y enemigos… Enemigos, él, Leo Black, recordaba tener demasiados de esos. La podredumbre lo invadía, lo embargaba el mal olor. Sintió asco, vomitó. Comenzó a quitarse de encima aquellos cuerpos de caídos, ya inertes. Asomó la cabeza entre unos trozos de brazos y piernas. Damien se había peleado con Cris la revisión de cadáveres. Se paseaba el campo buscando algún sobreviviente para darle la “estocada final” sin importar el bando al que perteneciera, a él, Damien, sólo le importaba matar. De esta manera le fue imposible pasar por alto el movimiento que causaba Leo mo

Movi-lidad (cuento sin revisión)

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  Despertó.    El tobillo, el abdomen, los brazos… No había nada que no sintiera hecho pedazos. Intentó moverse y no lo logró, abrió los ojos y un suave azul lo recibió. Al menos estoy vivo- pensó.    Enyesado por completo, con más dolor del que pudiera ocurrírsele alguna vez. Recordó las palabras de su madre y soltó un hilo de voz, por fin lo entendía: “No soy SuperMan“.

Ruinas (Cuento sin revisión)

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***   He pensado últimamente -o al menos eso he querido creer- en una manera de salir de aquí. No sé cuánto tiempo ha transcurrido desde que desperté la última vez, o más bien, desde que logré dormir algo. Escucho cosas -sí, sólo escucho- y un frío me quema la espalda. Mis ojos están cubiertos. Alguien viene, y susurra algo en mi oído -estás bien - ¿Estoy bien, es en serio eso? No lo sé pero intentaré convencerme. Hace un par de días me dijeron que todo estaba en mi cabeza, una vez que lo entendiera las cosas mejorarían. Siempre me arrojan sobras de comida y agua, pensándolo bien: sí, estoy bien. ¿Cuántas personas no mueren de hambre en el mundo? En cambio yo sólo debo aguardar. Me dormí unos minutos, no debería confiarme. Ahora mis pies también están fríos. Esa voz -No tienes frío, lo que necesitas está al alcance de tu mano-. Mis manos tocaron el suelo al rededor, una roída cobija. Estoy bien, no tengo frío, ya tengo un cobijo. Me había acostumbrado a la oscuridad. No quie

Sumeros (PARTE I)

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® Yendelki Pérez ® *** Nunca he sido de esas que comparten sus cosas, pero, esta vez me atrevo a hacerlo aunque no esté segura de dónde debo comenzar. Espero que no los confunda la confidencialidad con que escribo estas líneas, pues lo que relataré no me lo ha contado nadie, pero siempre es bueno agregar un poco de emoción. Me han dicho que escribir puede ser un buen desahogo y como tal lo veo yo; así que, quizá, no todos me comprendan en lo que voy a contar. ¿No les parece curioso que siempre terminas enamorándote de la persona que menos pensabas? Pues a mí sí y llámenme masoquista pero me enamoré de un ladrón, un ladrón pervertido, orgulloso y asesino. Por esa razón les relataré mis aventuras con Sumeros, Sumeros Ángelo. J. Gil *** Caminaba con mi familia una tarde de febrero, regresábamos de compartir uno de esos domingos familiares que nunca me atrevía a rechazar; pasar un rato agradable con ellos se vuelve cada vez más dif