Lorien







 -Acaso ¿No era eso lo que querías? –Preguntó en tono frío y seco mientras con una mano pálida limpiaba de sus labios cualquier posible rastro de sangre.

-¡Por supuesto que no! –Estaba nervioso, se notaba en su voz quebrada, temblorosa. Aún sostenía es sus brazos y de rodillas el cadáver de aquella mujer- y si… ¿si… alguien llegara a buscarla?...

Una sonrisa cínica se dibujó en el rostro de la mujer, bajo la tenue luz de luna su piel se veía mucho más pálida y el azul de sus ojos más penetrante.

-De eso debías encargarte tú, ¿no es cierto? –Se dio media vuelta dando la espalda al hombre-

Éste la miró nervioso, dejó caer el cuerpo inerte y dio un paso al frente dispuesto a seguir a Kate, pero se vio interrumpido cuando encontró en su camino a uno de los seguidores de ésta.

-¿Qué… qué… qué se supone que haga?-

Ella no dijo nada y se hizo un silencio perturbador que se vio interrumpido por el llanto de un bebé, un recién nacido que ahora estaba en los brazos de ella. Se escuchó un alboroto cerca del viejo callejón. Thomas se sobresaltó y debió mirar en dirección al callejón, dejó caer el cadáver, cuando quiso mirar nuevamente a Kate se encontró que ahora estaba completamente solo.

¿Qué….? ¿Qué voy a hacer con… con ella? –Se preguntó, pero no tenía tiempo para eso, el ruido era ahora más claro, tomó forma, eran voces que se escuchaban cada vez más cerca y él estaba allí, solo, con el cadáver de la mujer que hasta ese momento había sido su esposa, por lo menos ante la ley. Se encontró arrastrándola, ¿qué diría? No había excusa si alguien llegaba a encontrarlo así. Una idea fugaz cruzó su mente cuando sintió que ya era tarde como para continuar arrastrando el cuerpo; se detuvo en una corta escalera que tenía cerca, colocó el cuerpo de forma que aparentaba estar sentada y luego dudó un momento… Escuchó risas, no era tiempo de dudar. Juntó su boca a la de ella, y metió una mano debajo de sus ropas…

Notó como las risas cesaron al encontrarse con la escena y unos murmullos tomaron su lugar. Afortunadamente pasaron de él… y segundos después sin pensarlo abandonó el lugar dejando el cuerpo de la mujer allí. 


****


Era joven… -se escuchó a la mañana siguiente por uno de los vecinos que encontró el cuerpo. Ya tendrían bastante para hablar ese día- de algunos 16 ó 17 años…

Es una pena, sí que era hermosa… -dijo el otro-

Afortunadamente corría el año en que aquello parecía ser común, nadie supo siquiera cuál era el nombre de la mujer y mucho menos el porqué falleció. Sólo una cosa quedó de ella, su bebé, a la que apenas si conoció.



No sé por qué nunca hablas de mi madre… -Dijo una vez la pequeña Lorien, apenas contaba con 7 años de edad-

La procedencia de Lorien no era, definitivamente, un tema para conversar en ningún lugar y a ninguna hora, Kate la había adoptado, eso era lo único que debían saber todos. De piel pálida, mirada azul celeste profunda y cabello largo y negro, misteriosa, temida por todos, esa era la única madre que Lorien podía conocer.

La vida de Lorien chocaba por momentos con la suya, pero los planes que tenían para ella debían esperar hasta que al menos fuera mayor de edad. Desde muy niña ella sabía lo que el destino le tenía preparado, fue entrenada para eso. Y aunque a veces la idea le asustaba, de solo ver a Kate, su madre, cambiaba de parecer, pues de pronto la idea le parecía atrevida y arriesgada, cosas que para ella siempre eran bienvenidas.

Aquella noche se cumplían 17 años desde la última vez que Kate vio el rostro de aquel despojo de hombre, alguno de sus seguidores lo había encontrado ebrio en algún bar, estaba sucio, desaliñado, la vida parecía haberle tratado muy mal. Apenas notó el estado en el que estaba lo miró con asco y en tono despectivo preguntó:

-¿Qué significa esto?-

-Estaba en el pueblo, preguntando si alguien la conocía…- se hizo un silencio, la sangre de Thomas cubrió el suelo. 


[Continuará…]

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